Después de 4 horas de avión desde Oporto a Ponta Delgada (que se hicieron interminables por las ganas que teníamos de llegar y porque a parte hacíamos escala previa en la isla de Terceira), llegamos a nuestra añorada isla de São Miguel.
Sólo llegar nos invadió un sentimiento muy extraño. ¡Qué raro era volver después de tanto tiempo a un lugar tan querido! Además, experimentamos lo que significa el «ritmo açoriano»: ¡nuestras maletas se habían perdido! Aparentemente, no se sabe bien como, se quedaron en Terceira durante la parada técnica que hizo el avión. Pero nada que no se pudiera solucionar: a las 21h nos llamaron que ya las tenían y nos las trajeron donde estábamos.
En el aeropuerto nos esperaba Manu, amigo nuestro de Porriño que lo conocimos anteriormente en Azores y que también ha acabado volviendo a las islas, ahora para un año con una beca de investigación.
Fue en casa de Manu donde nos quedamos a dormir, a cambio de unas aceitunas rellenas de anchoa «La Española», ¡a expresa petición del anfitrión!
Aunque estuvimos pocas horas, nos dio tiempo para pasear por Ponta Delgada, visitar el campus de la universidad, cenar una «bifana no pão» y tomar «finos» (cervezas) en el Cantinho y en el Bahía dos Anjos!
Además, pudimos ver a nuestro gran amigo Tiga, a Gamboa y a Marc. ¡Fue muy bueno poder volverlos a ver!
¡Buenísima bienvenida!
Bueno, bueno, bueeeeeeno!!!
Puedo poner en mi CV que salgo en arasmacao?????
Beijocas
Manu, tu mismo… si lo pones, ¡te van a llover las ofertas!