Bucaneros

Una de las tareas principales del trabajo de Albert es, obviamente, salir al mar en barco con los turistas para avistar cetáceos. En los días que llevamos aquí, sólo se ha podido salir dos días (incluyendo hoy), ya que la falta de turistas primero y el mal tiempo después no han permitido salir más veces.

La primera salida al mar fue muy soleada, pero el viento soplaba con mucha fuerza, por lo que no pudimos ir muy lejos y sólo se pudieron ver delfines comunes (Delphinus delphis) y calderones grises (Grampus griseus). Aun así fue una buena salida, puesto que la montaña de Pico apareció completamente despejada. Una vista maravillosa.

foto foto(1)Hoy ha sido el primer día que los dos hemos podido coincidir en el barco. Albert como guía y Laura como turista invitada. Se confirma a Laura como una experta en hacer salidas de Whale watching sin pagar.

???????????????????????????????Aparentemente no era un buen día para salir al mar, ya que había muchas nubes bajas y había poca visibilidad, pero aun así el mar estaba más calmado que el otro día, aunque todavía bastante movido. Fue una muy buena salida en la que sólo faltó el sol, puesto que vimos dos especies de delfines – delfín común (Delphinus delphi) y delfín mular (Tursiops truncatus), y tres cachalotes (Physeter macrocephalus). Fue espectacular ver estos animales otra vez después de tanto tiempo, ¡especialmente los cachalotes! Lamentamos que las fotos no sean mejores, pero la luminosidad, las olas y el movimiento del barco no nos permitieron sacar buenas fotos. Aun así, aquí os dejamos con un par, ¡merece especial atención la cola del cachalote al sumergirse!

??????????????????????????????? IMG_0721En posteriores entradas vamos a poner mejores fotos de estas especies y vamos a intentar poner algo de información útil de cada una.

Os dejamos con fotos del bucanero Albert.??????????????????????????????? IMG_0713

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Una nueva vida en Pico

Ya llevamos casi tres días en Madalena, en la isla de Pico. El viaje en avión desde Ponta Delgada fue precioso, puesto que pudimos ver desde el aire las isla de São Miguel, Terceira, São Jorge y nuestro destino Pico.

??????????????????????????????? ???????????????????????????????En el aeropuerto nos esperaba Eduardo, el responsable de Albert, quien nos llevó hacia el pueblo de Madalena, nos enseñó donde se encontraba la empresa y nos llevó después a nuestra casita. La casa es pequeña y sencilla, ¡pero nos encanta!

Información para los que no están muy puestos en el tema: Pico es una de las nueve islas que forman el archipiélago de las Azores, pertenecientes a Portugal y situadas en medio del océano Atlántico. Este archipiélago está formado por tres grupos: el oriental (São Miguel y Santa María), el occidental (Flores y Corvo) y el central (Pico, Faial, São Jorge, Graciosa y Terceira). Pico, situada a solo 7 km de Faial, es la segunda isla más grande de las Azores (después de São Miguel), pero aun así sólo tiene 15.000 habitantes. Así que os podéis imaginar como es la vida aquí: tranquilidad y naturaleza.

Nuestra impresión de Pico confirma lo que ya sabíamos: es preciosa. Es realmente maravilloso ver el mar por todas partes, poder ver la isla de Faial tan cerca y al otro lado la increíble montaña de Pico, la más alta de todo Portugal con sus 2351 metros de altura. ¡No nos cansamos de observarlo!

IMG_0701 ???????????????????????????????Hoy aprovechamos para ordenar cosas en casa y para pasear un poco fuera de Madalena, en busca de unas piscinas naturales donde bañarnos. En Pico no hay playas, si no que en su lugar encontramos pozas naturales que se forman entre la lava solidificada en el mar. El día ha sido bastante soleado, así que forzamos para bañarnos por primera vez este año, aunque el agua realmente estaba todavía fría.

IMG_0690 ??????????????????????????????? IMG_0709¡Primer baño del año!

Que bom é ser Açoriano!

Después de 4 horas de avión desde Oporto a Ponta Delgada (que se hicieron interminables por las ganas que teníamos de llegar y porque a parte hacíamos escala previa en la isla de Terceira), llegamos a nuestra añorada isla de São Miguel.

Sólo llegar nos invadió un sentimiento muy extraño. ¡Qué raro era volver después de tanto tiempo a un lugar tan querido! Además, experimentamos lo que significa el «ritmo açoriano»: ¡nuestras maletas se habían perdido! Aparentemente, no se sabe bien como, se quedaron en Terceira durante la parada técnica que hizo el avión. Pero nada que no se pudiera solucionar: a las 21h nos llamaron que ya las tenían y nos las trajeron donde estábamos.

En el aeropuerto nos esperaba Manu, amigo nuestro de Porriño que lo conocimos anteriormente en Azores y que también ha acabado volviendo a las islas, ahora para un año con una beca de investigación.

IMG_0647Fue en casa de Manu donde nos quedamos a dormir, a cambio de unas aceitunas rellenas de anchoa «La Española», ¡a expresa petición del anfitrión!

IMG_0665Aunque estuvimos pocas horas, nos dio tiempo para pasear por Ponta Delgada, visitar el campus de la universidad, cenar una «bifana no pão» y tomar «finos» (cervezas) en el Cantinho y en el Bahía dos Anjos!

IMG_0652IMG_0649Además, pudimos ver a nuestro gran amigo Tiga, a Gamboa y a Marc. ¡Fue muy bueno poder volverlos a ver!IMG_0659¡Buenísima bienvenida!

¡Voltamos para os Açores!

Todo empezó en estas islas en medio del Océano Atlántico. Allí nos conocimos y allí empezaron nuestras aventuras. Ahora, después de un tiempo viajando, estudiando y trabajando, volvemos para allí. Esta vez vamos para la isla de Pico, en el grupo central.

picoAzores… ¡allí vamos!

Cuidadores de tortugas

Durante nuestra colaboración con Rainsong en la conservación de tortugas marinas, pudimos conocer a Erick López, de PRETOMA, una organización ecologista y ambientalista de Costa Rica centrada en la conservación de la biodiversidad, principalmente marina. Con ellos estuvimos colaborando durante varias semanas, ya al final de nuestro viaje. Para más información sobre esta asociación podéis entrar en el link:
http://www.pretoma.org/es.

PRETOMA tiene diversas bases a lo largo de todo el país, y nosotros fuimos los responsables del cuidado y mantenimiento de la estación de Caletas, en la playa Coyote, al noroeste de Costa Rica. Se trataba de un pequeño refugio situado en plena playa, al más puro estilo Robinson Crusoe. Disponía de unas tiendas con camas encima de la arena, cocina a gas, libros, ducha con agua del pozo y una mesa y hamacas para pasar el rato. Allí pasamos casi dos semanas, a 3 horas a pie del pueblo más cercano. Nuestra única compañía fue la de Javier, un tico muy simpático, su bonito caballo Blanco y quilómetros de playas desérticas.

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IMG_1607Nos sentíamos como unos náufragos en una isla desierta, con las mínimas «comodidades» necesarias para sobrevivir. Comida y agua potable, eso sí, no nos faltaba, ya que una vez a la semana venía Erick con provisiones.

IMG_1639 IMG_2913En una ocasión, mientras jugábamos al dominó con Javier, de repente sentimos un temblor. Conseguimos sintonizar la radio (tipo Lost) y conseguimos enterarnos que se había producido un maremoto a 30 km de la costa, un poco más al sur. Aunque teóricamente no había riesgo de tsunami, el hecho de estar viviendo en una cabaña a pie de playa, sin montañas cerca y sin nada de civilización al alcance, nos hizo pensar en lo pequeños y vulnerables que éramos. Para más inri, de repente estalló una auténtica tormenta tropical, con mucha mucha agua y muchísimos rayos y relámpagos… algunos de ellos cayendo cerca de nuestro pequeño campamento… ¡estábamos atrapados por un «posible tsunami» y una tormenta tropical! Nunca nos habíamos sentido tan insignificantes… Por suerte, nada pasó (en realidad no había nada que temer, pero en esa situación, cualquiera estaría tranquilo…).

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Nuestras tareas en el refugio consistían principalmente en hacernos cargo del vivero de tortugas marinas, patrullar las playas en busca de tortugas ahuevando, asegurarse de que las crías recién nacidas llegasen sin problemas al agua y preparar el vivero para la nueva temporada.

Como ya os contamos en anteriores entradas, todas las especies de tortugas marinas se encuentran bajo algun grado de amenaza, la mayoría debido a causas antrópicas. Uno de los muchos problemas al que se enfrentan es al furtivismo de sus huevos, por sus teóricas propiedades afrodisíacas. Por eso es importante el patrullaje de las playas, para así en el caso de encontrar una tortuga ahuevando, poder localizar el nido y poner los huevos a salvo en el vivero. El objetivo es protegerlos de los furtivos así como de potenciales depredadores como los mapaches. Los huevos tienen que colocarse en el mismo orden en el que se encontraban en el nido, imitando las condiciones ambientales del nido original (temperatura, profundidad del nido, espesor de la arena, etc.). Esto es debido a que no todos los huevos van a eclosionar, ya que muchos de ellos van a servir de aislantes, de amortiguadores o de protección para el resto. Además, la forma en la que son colocados los huevos, así como la profundidad del nido, pueden afectar a la proporción de machos y hembras, ya que como en muchos reptiles, a mayor temperatura (más cerca de la superficie) van a salir más machos y a menor temperatura (más cerca del fondo del nido) van a salir más hembras. IMG_1640 IMG_1610Una vez los huevos han sido recolocados en el vivero, solo falta vigilarlo y esperar a que eclosionen. El tiempo de espera dependerá de la especie de tortuga, pero va desde unos 40 hasta unos 70 días. Es entonces cuando «rescatamos» a las crías eclosionadas y mantenemos un registro de los huevos no eclosionados. En algunos casos, pudimos ver al feto sin vida completamente formado, unido todavía al saco vitelino del que se alimentaba.

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IMG_1617En ocasiones, estuvimos haciendo nuestro trabajo junto con turistas que a propósito visitaban la zona. Fue muy bonito poder enseñar a los niños nuestro trabajo.

IMG_1676  IMG_1682 IMG_1691Pero lo realmente inolvidable es ver como las crías recién nacidas se dirigen por puro instinto hacia al mar. Éste es un proceso clave en la vida de una tortuga, puesto que en el recorrido del nido al agua la tortuga «memoriza» y aprendre en qué playa ha nacido, para volver años más tarde exactamente a la misma playa para desovar. ¡Un espectacular misterio de la naturaleza! Es por eso que no se las debe de ayudar ni llevar directamente al agua. Os dejamos con un video de este proceso:

¡Empieza el viaje por el gran azul!

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Un «hotspot» de biodiversidad

Bienvenidos al Parque Nacional Corcovado, uno de los lugares con más biodiversidad del planeta, un lugar que National Geographic ha catalogado como el «área biológicamente activa más intensa del mundo». Habíamos oído hablar muchísimo de este parque, y desde antes de llegar a Costa Rica teníamos claro que haríamos todo lo posible para visitarlo. Los cuatro días que pasamos allí se nos quedaron grabados en la retina.

Para llegar donde se encuentra el parque, en la Península de Osa, al suroeste del país, lo hicimos cruzando el Golfo Dulce en barco hasta Puerto Jiménez. Allí compramos las entradas del parque, contratamos a nuestro guía Rony, que nos acompañó durante los dos días en el parque y nos hicimos con todo lo necesario para nuestra aventura: comida, agua y repelente de mosquitos.

_MG_2858Para entrar al parque es obligatorio comprar las entradas, una para cada día que se vaya a pasar en el parque, y es preferible (aunque no obligatoria) la contratación de un guía oficial. Decidimos hacernos con los servicios de un guía ya que según habíamos oído, no habían sido pocas las personas que, sin guías, se habían perdido e incluso habían muerto en el parque. Por todo ello, no es para nada barato visitar el parque. Lo recomendable es pasar tres días allí, lo que nosotros, por falta de tiempo (y sobretodo de dinero) sólo pudimos pasar dos días.

Desde Puerto Jiménez nos subimos en la parte de atrás de un camión, que nos llevó durante 3 horas a través de la península hasta la entrada del parque. Durante el camino, el camión incluso llegó a pinchar una rueda. Además, como el camión tenia abierta la parte de arriba, durante el trayecto iban cayendo hojas, ramas, bichos… y fue en una de éstas cuando Albert fue picado por algún tipo de bicho en el antebrazo. El dolor fue superagudo, y el picor que siguió, insoportable. Durante los dos días siguientes, Albert tuvo que concentrarse para no rascarse la picadura… y aún así se le hinchó bastante. ¡Gafes de la selva!

_MG_2773 _MG_2818El sendero de inicio al parque empezaba a pie de playa, en la caseta del parque donde presentamos nuestras entradas y firmamos nuestra llegada. Durante horas y horas cruzamos con Rony playas y selvas, bajo un calor sofocante. La caminata se nos hizo bastante dura: sol, calor, humedad, mosquitos, y muchos, muchos quilómetros.

_MG_2842 _MG_2777 _MG_2813 _MG_2816La verdad es que a pesar de ser un lugar con tanta diversidad, vimos menos animales que en otras ocasiones. Aún así, pudimos ver, entre otros, una pareja de tamandúas mejicanos (Tamandua mexicana), un grupo de coatís (Nasua narica), pecaríes labiados (Tayassu pecari), un grupo de monos araña (Ateles geoffroyi) y por primera vez monos ardilla (Saimiri oerstedii). Uno de los mejores momentos fue cuando estuvimos siguiendo unas huellas de jaguar (Panthera onca) en la arena de la playa. Al parecer eran muy recientes, puesto que la marea estaba subiendo y debía hacer sólo unos minutos que el animal debió pasar por allí. No vimos al jaguar, pero el simple hecho de pensar que estuvimos tan cerca de él fue memorable.

_MG_2838 _MG_2805Quizás la única decepción fue que no conseguimos ver al tapir centroamericano o de Baird (Tapirus bairdii), pese a las muchas pisadas que vimos y a que lo intentamos de todas las maneras con nuestro guía Rony. ¡Nos queda pendiente!

Por la tarde, después de todo el día andando, llegamos a la Estación Biológica de La Sirena, donde cenaríamos y dormiríamos una noche. Allí nos sentimos realmente afortunados: estábamos en medio de un parque nacional, en uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, un lugar donde sólo se puede llegar después de andar 8 horas o en avioneta (tenía un campo de césped usado como improvisada pista de aterrizaje). ¡Inolvidable!

_MG_2797 _MG_2798Después de cenar, hablamos con Rony para hacer una mini caminadita nocturna, durante la cual conseguimos ver otra vez al icono de Costa Rica: la rana verde de ojos rojos (Agalychnis callidryas).

IMG_2800La vuelta a Puerto Jiménez no fue menos dura, aunque fue atenuada con un bañito refrescante en uno de los muchos ríos que cruzamos. Lo mejor de ese baño era pensar que en cuanto subiera la marea, ese mismo sitio estaría lleno de cocodrilos y de tiburones toro… ¡suerte que nos bañamos fuera de peligro con marea baja!

Así que después de dos días andando y sudando en el parque, llegamos de vuelta a Puerto Jiménez, donde nos comimos una sabrosísima pizza más que merecida. De allí, nos dirigimos a la bahía de Drake, al norte de la península de Osa, donde pasamos unos días de descanso.

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